Creo que seguiré actualizando de vez en cuando con mis idas de olla. Para empezar, he cortado y pegado las tres partes de la historia de Ballenato y le he añadido un final, a ver que os parece. Me encantaría recibir propuestas para el título. Gracias y apertas.

Habíamos enviado las “bicis” por mensajería para recogerlas cuando llegásemos. Ya era la segunda vez que hacía el “camino de santiago”. La vez anterior había sido con mi buen amigo Milo desde Ponferrada, y nos habíamos quedado con ganas de más. En ésta ocasión me acompañaba Casti, que también tenía ganas de hacerlo, y aunque no estaba acostumbrado a pedalear, se decidió a participar en la aventura. Ya en el tren camino de Pamplona, tenía la sensación de que esta vez el protagonismo no lo iba a tener el aspecto deportivo, y no me equivocaba.
El primer día en Pamplona, vimos a una pareja que se salía de lo normal; digo eso porque no vestían como para caminar pero bueno, podía ser el primer día y al día siguiente es cuando te disfrazas al partir. Como estábamos al final de la hilera de literas y no los vimos salir, dijimos: seguro que nos los cruzamos ahora, porque al ir en bici vas adelantando a los caminantes, pero nada. A la noche, otra vez el mismo pollo, pero ésta vez solo. Bueno, hay gente que hace tramos de un día o así y le van acumulando km. para conseguir la “compostela”, podía ser. El caso es que el susodicho, al dar los datos para quedarse a dormir, decía llamarse Eugenio Ballenato. Ballenato que más, le dijo el hospitalero, y el tío se quedó pensando como si no se acordase. Tampoco le vimos el pelo, ni al salir, ni por el camino, pero al final de la etapa apareció en el albergue. Sospechosamente fresco, teniendo en cuenta los km. supuestamente recorridos. Esa misma noche tratamos de entrar en conversación con él y nos contó que lo estaba haciendo en bici, pero que lo traían en furgoneta hasta el punto de partida, pedaleaba todo el día, y cuando se encontraba cansado, llamaba para que lo recogiesen, sellaba la credencial de peregrino en el albergue para cumplir los mínimos sellos y así conseguir la “compostela”, pero se iba a dormir a un hotel. Sonaba raro, pero podía ser. Casti y yo nos dijimos que cuando lo volviésemos a ver, intentaríamos averiguar un poco más, porque cuando menos, el pollo era bastante peculiar. Dicho y hecho; esa misma noche, le dijimos si quería tomarse algo con nosotros mientras no lo venían a buscar y aceptó, pero dijo que pagaba él. Al tercer orujo empezó a cantar. Resulta que el pollo, trabajaba en una empresa de éstas que hay ahora, que te buscan coartadas; me explico: estaba suplantando a un importante personaje, que se la estaba pegando a su mujer con una de 18. La empresa lo llevó en una furgoneta el primer día a lo largo de todo el camino y le fue sacando fotos en distintos puntos. Luego éste rapaz que se llamaba de verdad Ramiro, salía del albergue, hacía la etapa en coche, y cuando consideraba una hora adecuada, se disfrazaba de ciclista, se “enzoufaba” en barro, y acudía al albergue a sellar la credencial del peregrino diciendo que era el tal ballenato. Mientras tanto, desde la central de la empresa, enviaban correos electrónicos a su mujer desde ballenato@jomail.com, para que la engañada señora de ballenato, en casa y aguantando a la prole (suegra incluida), viese las progresiones de su marido, mientras pensaba: ay mi ballenato, que creyente y sacrificado me es. El caso es que el Ramiro de marras, después de aplicado el suero de la verdad, se quedo a dormir en el mismo albergue que nosotros.
Cuando Ramiro pagó la noche anterior los orujos, lo hizo con la visa de Ballenato; nos llamó la atención porque la tarjeta tenía serigrafiada la imagen de una señora. Resulta que era la “visa-abuela”, le llamaba así y estaba ésta señora estampada en el plástico, porque era su bisabuela, la que le había dejado toda la fortuna que tenía al engañador. Le preguntamos si no se sentía mal trabajando en algo que se utiliza para engañar a la gente y dijo que era lo mas light en lo que había trabajado. Según nos contó, procedía de una familia desestructurada; eso lo cuenta él para hacerse el interesante, pero la verdad es que la única estructura que falló fue la de la chabola en la que vivía. Se derrumbó el techo y murió toda su familia. Él, aquel día no estaba, porque trabajaba en los servicios de la estación de autobuses, y como el alsa supra sale muy temprano, ya se había marchado. Dice que hacía “de todo un poco” en los servicios. Nos hicimos unas risas al día siguiente a cuenta de la “visa-abuela”, ya te digo. Habíamos quedado en vernos de nuevo por la noche, pero cuando llegamos al albergue nos estaba esperando más gente. Según llegamos, unos policías nos bajaron de las bicis y nos metieron en el patrol dirección al cuartelillo. Allí nos contaron que estaban buscando a Ramiro, y que el dueño del bar orujero nos había descrito como sus compañeros. Una vez explicamos la historia, nos soltaron, pero dijeron que no saliésemos del país (no teníamos pensado, y menos en bici). Por un momento llegué a pensar que nos había venido bien lo del callo en el culo, por si nos metían en chirona, ya teníamos un chollo listo y un dolor ahorrado. Les preguntamos qué pasaba, y nos contaron que habían descubierto al sr. Ballenato muerto en un hotel de muchas estrellas, y a la chica de 18 años atada y amordazada en un armario, pero vivita y coleando. La chica no recordaba nada; contó que se había quedado dormida y se había despertado de aquella guisa. A Ballenato le habían estrangulado con cuatro guantes marca “vilerda” atados entre sí, (talla pequeña), y curiosamente, habían cortado uno de los dedos de un guante, y se lo habían introducido en la boca al difunto. A Ramiro le buscaban porque aunque ya sabían lo de la empresa y lo de la coartada para engañar a la señora de Ballenato, a fin de cuentas había suplantado la personalidad del susodicho, había utilizado sus tarjetas, y un largo etc. que todavía no sabíamos, aparte de que era la única pista que tenían, ya que en la habitación del hotel habían hecho un buen trabajo y no había quedado ni una sola huella.
Cuando comenzamos la etapa, comprobamos que nos estaba siguiendo un “detective” a primera hora, seguro que no tenemos cara de “inocentes” y por eso lo habían enviado. Pero se le notaba mucho; más que nada, porque cuando mirábamos hacía él, que iba pedaleando despacito, abría un periódico y silbaba para disimular; ¡ay!, cuanto daño están haciendo las películas americanas.
Ya más cerca de Santiago, nos enteramos por la prensa de que se había descubierto todo el tomate. Para mear y no echar gota, tu. Resulta que una amiga de la señora de Ballenato, trabajaba en la empresa busca coartadas, y por casualidad había leído (casualidad eh! que las señoras de la limpieza no revuelven los papeles de los sitios donde trabajan), el expediente con las progresiones del asunto Ballenato, y se los llevó a la mujer. Ésta, hecha una fiera, acudió al hotel en busca de su marido para ponerle las pilas. Al llegar y ver a Ballenato y al querubín con el que yacía, decidieron (la engañada y su amiga la limpiadora), amordazar y encerrar a la pobre chica, que no tenía culpa ninguna; y ya una vez a solas con su marido, estrangularlo con el arma que más a mano tenía: los guantes de su amiga. Cuando las detuvieron y prestaron declaración, se empezó a entender todo: ellas mismas habían limpiado las huellas con “don pulcro” y contaron como habían llevado a cabo el asesinato.
El primer día en Pamplona, vimos a una pareja que se salía de lo normal; digo eso porque no vestían como para caminar pero bueno, podía ser el primer día y al día siguiente es cuando te disfrazas al partir. Como estábamos al final de la hilera de literas y no los vimos salir, dijimos: seguro que nos los cruzamos ahora, porque al ir en bici vas adelantando a los caminantes, pero nada. A la noche, otra vez el mismo pollo, pero ésta vez solo. Bueno, hay gente que hace tramos de un día o así y le van acumulando km. para conseguir la “compostela”, podía ser. El caso es que el susodicho, al dar los datos para quedarse a dormir, decía llamarse Eugenio Ballenato. Ballenato que más, le dijo el hospitalero, y el tío se quedó pensando como si no se acordase. Tampoco le vimos el pelo, ni al salir, ni por el camino, pero al final de la etapa apareció en el albergue. Sospechosamente fresco, teniendo en cuenta los km. supuestamente recorridos. Esa misma noche tratamos de entrar en conversación con él y nos contó que lo estaba haciendo en bici, pero que lo traían en furgoneta hasta el punto de partida, pedaleaba todo el día, y cuando se encontraba cansado, llamaba para que lo recogiesen, sellaba la credencial de peregrino en el albergue para cumplir los mínimos sellos y así conseguir la “compostela”, pero se iba a dormir a un hotel. Sonaba raro, pero podía ser. Casti y yo nos dijimos que cuando lo volviésemos a ver, intentaríamos averiguar un poco más, porque cuando menos, el pollo era bastante peculiar. Dicho y hecho; esa misma noche, le dijimos si quería tomarse algo con nosotros mientras no lo venían a buscar y aceptó, pero dijo que pagaba él. Al tercer orujo empezó a cantar. Resulta que el pollo, trabajaba en una empresa de éstas que hay ahora, que te buscan coartadas; me explico: estaba suplantando a un importante personaje, que se la estaba pegando a su mujer con una de 18. La empresa lo llevó en una furgoneta el primer día a lo largo de todo el camino y le fue sacando fotos en distintos puntos. Luego éste rapaz que se llamaba de verdad Ramiro, salía del albergue, hacía la etapa en coche, y cuando consideraba una hora adecuada, se disfrazaba de ciclista, se “enzoufaba” en barro, y acudía al albergue a sellar la credencial del peregrino diciendo que era el tal ballenato. Mientras tanto, desde la central de la empresa, enviaban correos electrónicos a su mujer desde ballenato@jomail.com, para que la engañada señora de ballenato, en casa y aguantando a la prole (suegra incluida), viese las progresiones de su marido, mientras pensaba: ay mi ballenato, que creyente y sacrificado me es. El caso es que el Ramiro de marras, después de aplicado el suero de la verdad, se quedo a dormir en el mismo albergue que nosotros.
Cuando Ramiro pagó la noche anterior los orujos, lo hizo con la visa de Ballenato; nos llamó la atención porque la tarjeta tenía serigrafiada la imagen de una señora. Resulta que era la “visa-abuela”, le llamaba así y estaba ésta señora estampada en el plástico, porque era su bisabuela, la que le había dejado toda la fortuna que tenía al engañador. Le preguntamos si no se sentía mal trabajando en algo que se utiliza para engañar a la gente y dijo que era lo mas light en lo que había trabajado. Según nos contó, procedía de una familia desestructurada; eso lo cuenta él para hacerse el interesante, pero la verdad es que la única estructura que falló fue la de la chabola en la que vivía. Se derrumbó el techo y murió toda su familia. Él, aquel día no estaba, porque trabajaba en los servicios de la estación de autobuses, y como el alsa supra sale muy temprano, ya se había marchado. Dice que hacía “de todo un poco” en los servicios. Nos hicimos unas risas al día siguiente a cuenta de la “visa-abuela”, ya te digo. Habíamos quedado en vernos de nuevo por la noche, pero cuando llegamos al albergue nos estaba esperando más gente. Según llegamos, unos policías nos bajaron de las bicis y nos metieron en el patrol dirección al cuartelillo. Allí nos contaron que estaban buscando a Ramiro, y que el dueño del bar orujero nos había descrito como sus compañeros. Una vez explicamos la historia, nos soltaron, pero dijeron que no saliésemos del país (no teníamos pensado, y menos en bici). Por un momento llegué a pensar que nos había venido bien lo del callo en el culo, por si nos metían en chirona, ya teníamos un chollo listo y un dolor ahorrado. Les preguntamos qué pasaba, y nos contaron que habían descubierto al sr. Ballenato muerto en un hotel de muchas estrellas, y a la chica de 18 años atada y amordazada en un armario, pero vivita y coleando. La chica no recordaba nada; contó que se había quedado dormida y se había despertado de aquella guisa. A Ballenato le habían estrangulado con cuatro guantes marca “vilerda” atados entre sí, (talla pequeña), y curiosamente, habían cortado uno de los dedos de un guante, y se lo habían introducido en la boca al difunto. A Ramiro le buscaban porque aunque ya sabían lo de la empresa y lo de la coartada para engañar a la señora de Ballenato, a fin de cuentas había suplantado la personalidad del susodicho, había utilizado sus tarjetas, y un largo etc. que todavía no sabíamos, aparte de que era la única pista que tenían, ya que en la habitación del hotel habían hecho un buen trabajo y no había quedado ni una sola huella.
Cuando comenzamos la etapa, comprobamos que nos estaba siguiendo un “detective” a primera hora, seguro que no tenemos cara de “inocentes” y por eso lo habían enviado. Pero se le notaba mucho; más que nada, porque cuando mirábamos hacía él, que iba pedaleando despacito, abría un periódico y silbaba para disimular; ¡ay!, cuanto daño están haciendo las películas americanas.
Ya más cerca de Santiago, nos enteramos por la prensa de que se había descubierto todo el tomate. Para mear y no echar gota, tu. Resulta que una amiga de la señora de Ballenato, trabajaba en la empresa busca coartadas, y por casualidad había leído (casualidad eh! que las señoras de la limpieza no revuelven los papeles de los sitios donde trabajan), el expediente con las progresiones del asunto Ballenato, y se los llevó a la mujer. Ésta, hecha una fiera, acudió al hotel en busca de su marido para ponerle las pilas. Al llegar y ver a Ballenato y al querubín con el que yacía, decidieron (la engañada y su amiga la limpiadora), amordazar y encerrar a la pobre chica, que no tenía culpa ninguna; y ya una vez a solas con su marido, estrangularlo con el arma que más a mano tenía: los guantes de su amiga. Cuando las detuvieron y prestaron declaración, se empezó a entender todo: ellas mismas habían limpiado las huellas con “don pulcro” y contaron como habían llevado a cabo el asesinato.
Ya estando en prisión, la viuda de Ballenato, le contó a una compañera de celda algo que todavía no se habían explicado en la policía: lo del dedo del guante en la boca. Resulta que llevaban 19 años de casados. 19 años en los que había limpiado, planchado, y todo lo que acaba en “ado”a su “maridito” mientras él se había dedicado a sus placeres. Y la compañera de celda le dijo: entiendo que le hayas quitado un dedo a los guantes porque así sumaban 19, igual que los años que has sido su esclava, pero, ¿por qué le metiste el sobrante en la boca?. Ah! Eso lo hice para que se diese cuenta de que en el fondo ya me lo estaba oliendo todo hacía tiempo, y a pesar de permitirle ciertas licencias haciéndome la tonta de vez en cuando, quería que se fuese al otro mundo viendo que el único que se chupaba el dedo era él.
SEIS MESES MAS TARDE
Ramiro: Salió a los tres meses de la cárcel y empezó a trabajar en los servicios del aeropuerto de Barajas, lugar donde conoció a Jose Luis Moreno. Allí se “fraguó” una bonita amistad, y ahora trabaja en “escenas de matrimonio”.
Sagrario (la limpiadora): Como pago por facilitarle la información a la sra. de Ballenato (Fuensanta), le fue descubierto el sitio en el que la familia guardaba el “calcetín” con el dinero negro cobrado de comisiones por “negocios varios” que dirigía el difunto, y se compró la “Villa Ballenato”, en la que reside en la actualidad.
Fuensanta (sra. de ballenato): nada más llegar a la cárcel se vio envuelta en una reyerta entre presas en la que recibió 6 puñaladas. Los guardas sospechosamente no hicieron nada por ayudarla.
Ballenato: en la actualidad viven en él unas cuantas familias de gusanos.
Sagrario:
Acaso no me lo merezco? Se decía a si misma
¿Acaso Fuensanta no me quitó a ballenato cuando llegó al barrio?
¿Acaso no era ¡yo!, la que limpiaba ésta casa?
¿Acaso después de tantas promesas hechas, ballenato nunca se había decidido a dejar a esa mojigata y seguía acostándose conmigo mientras tanto?
¿Acaso no pagué a la chica para que lo embaucara y se lo llevara con ella una semana?
¿Acaso no pagué un pastón para comprar el expediente en aquella empresa “busca-coartadas”.
¿Acaso no tuve que hacer un gran esfuerzo para dejarla a solas con él y quedarme con las ganas de asesinarlo yo?
¿Acaso no pagué una pastón para que le dieran su merecido a esa mojigata en prisión?
¿Acaso no...? Din dón
El sonido del timbre la sacó del trance en el que estaba sumida, y acudió a abrir la puerta por la que apareció una chica joven: “me envían de la empresa de limpieza”. A ver si tu eres un poco más espabilada que las otras 15 anteriores, si es que ahora ya no se limpia como antes. Por cierto: ¿que marca de guantes usas...?
Increíble lo que te furrula la cabeza. Seguro que fué el sandwich de la vieira que te hizo meditar.
ResponderEliminarMe jode que se murieran los dos, El Ramiro no le veo mucho futuro en Escenas de Matrimonio... pero bueno, hay que investigar más sobre la susodicha acompañante nocturna de Ballenato, que esa fijo que se llevó tajada de todo este asunto.
Ahora fijo que está en las bahamas disfrutando de la jugada, con el Ballenato y la Ballenata fritos y sin guantes por el medio... (si tal unos de latex que son fáciles de romper)
Ala, a sobar que son hora... exactamente la 1:16 y con 6 Gintonics encima... o 7... ya no sé.
Un saludo miki, que eres el mejor... y por cierto... gracias por el regalo.
Me hizo muchísima ilusión.
a mi también me jode cargarme a la ballenata, pero he visto en los comentarios que me estaba haciendo sombra, porque tiene bastante estilo escribiendo, y como el la carcel tienen mucho tiempo no quise arriesgarme...
ResponderEliminarcon respecto a lo otro, te lo mereces, a fín de cuentas has sido un compañero virtual del camino y siempre estás ahí cuando se te necesita (que bonito). apertas. miguel
Tirín, tirín..... mi madre clama venganza.......
ResponderEliminarjajajaa !!!!
ResponderEliminarcomo traballa esa cabeciña amijo!!!!
yo tampoco le veo futuro en escenas de matrimonio
creo que queda mejor en luar jejejejejjejejej
unha aperta
Querido WEBMASTER: a este ritmo de actualización blogera, cuando publiques la siguiente entrada mi madre ya casi podrá salir en 3º grado, asi que andate com MUCHO OJITO, POLLO.
ResponderEliminarquerida hija de ballenata: te recuerdo que a tu madre la cosieron a puñaladas, y me estás tentando a cargarme a las generaciones posteriores, eso de primero. y de segundo: tienes toda la razón del mundo; me aplicaré y publicaré algo en breve. gracias por ser fiel pollo, o digo hijadeballenata
ResponderEliminaroye tu!! un respeto a mi sobrinita, que con lo de ser huerfana se le va la pinza y no controla.
ResponderEliminarGracias por defenderme padrino, pero no lo necesito, tengo toda la fuerza de mama (que dios la tenga en su gloria) y ya me encargo yo de limpiar su honra.
ResponderEliminarMira una cosita, Admin del site, te recuerdo que si, que a mi madre la cosierón a puñaladas, pero no dices nada más y yo entiendo que se recuperón de tan grave agresión, ¿no?.
ResponderEliminarCopio y pego el retrato de los hechos:
"Fuensanta (sra. de ballenato): nada más llegar a la cárcel se vio envuelta en una reyerta entre presas en la que recibió 6 puñaladas. Los guardas sospechosamente no hicieron nada por ayudarla."
Aun asi la dura piel de esta brava mujer consigió salvarle la vida y tras una larga recuperación bla, bla, bla....
hombre ó mujer o lo que seas: lo mío es grave, pero lo tuyo. muy bien hombre, muy bien. casi será mejor te dejaré a ti administrar el blog, veo que eres bastante mas constante que yo. apertas
ResponderEliminarComo se sale o 1º video de Matt & Kim podelo ver en: http://www.youtube.com/watch?v=bJkymylTNU4 xa sabes copiar e pegar. Saudos.
ResponderEliminarPor certo é recomendable ver o video ata o final.
ResponderEliminarOutro tremendo grupo The 66 e este é o seu video, os últimos 3 minutos son a caña.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=r2aXRe5g8RE